jueves, 22 de marzo de 2012

Ángel entre Sombras

Nunca pude ver su rostro. La tenía a mi lado mientras paseábamos por aquel parque oscuro, y nunca pude verlo. Yo andaba lentamente, una llevaba puesta una camiseta gris, unos baqueros y unos zapatos negros. Ella, no lo se. Era como una sombra que caminaba junto a mi, pero que existía. Yo sabía que existía. Notaba su presencia, su aroma, su voz. Solo podía diferenciar que era una chica, su largo cabello y su cuerpo la delataban, ella me agarraba por el brazo y me susurraba palabras que no entendía, solo pude diferenciar una de todas las que me dijo ( Animas ). De pronto una luz iluminó el final de donde nuestros ojos miraban. Todo cambien radicalmente. El parque oscuro se convirtió en una verde pradera con un amplio río, los arboles oscuros se convirtieron en fuertes y altos robles, pero ella desapareció.
Me encontraba solo, estaba yo y toda aquella naturaleza que me rodeaba. Grité. Grité muy fuerte para que me escuchara, peor no obtuve respuesta. El viento comenzó a soplar un poco mas fuerte haciendo que una rápida brisa pasara a ente mi. Y entre el polvo, algo blanco ondeaba. Una pluma, una pluma blanca, calló al suelo cuando el viento cesó. La recogí y vi que en el suelo había algo rojo. Sangre, un rastro de sangre en dirección al río. Lo seguí durante largo rato hasta que la encontré. Era ella, sabía que era ella. Estaba junto al río tumbada en el suelo, justo donde el rastro de sangre cesaba. Unas enromes piedras sostenían su cuerpo. La levanté como pude y vi su rostro. Era un rostro bello, casi perfecto, unos cabellos de color marrón le colgaban por encima de sus ojos, los aparte para poder verlos, y al hacerlo mi alma se partió en dos. Su rostro era casi perfecto, pero sus ojos no lo eran. Estaban heridos y sangraban. Arranqué un pedazo de mi camiseta y se la pude sobre ellos, haciéndole una especie de venda con un nudo por detrás de la cabeza para que se sostuviera. Los hilos de sangre comenzaban a recorrerle las mejillas, caían en pequeñas gotas contra el suelo. Puse mi mano bajo ellos y una gota golpeó contra ella. Aquella figura se levantó lentamente. Alzó las manos y me tocó el rostro. Cerré los ojos y contuve la respiración durante unos segundos. Sentía el calor de sus manos, lo sentía. Era real. Escuché una música que conocía. Abrí los ojos y desperté tumbado en mi cama. Mirá a mi derecha y vi mi teléfono móvil sonado, era la alarma para levantarme a tiempo de prepararme para ir al instituto. Me levanté y comencé mi rutina como otro día normal. Pero con una extraña sensación en el cuerpo. Me fui al baño para asearme y cuando fui a mojar mis manos para lavarme la cara vi algo en ella. Una extraña gota rojiza que se secaba lentamente. Un haz de luz destelló desde una de las habitaciones, corrí hasta mi cuarto y para mi sorpresa encontré una algo sobre la mesilla de noche, algo blanco, suave e insignificante, algo que aun conservo y que guardaré hasta encontrar la respuesta de aquel suceso que marcó mi vida, y que aun hace que en mi mente vaguen preguntas, sobre aquel ángel entre sombras.
                                                                                                                                                Por: Carlainne