domingo, 22 de enero de 2012

¿Victima o Verdugo?


Veía un bosque muy denso ante mi. Estaba oscureciendo rápidamente y un frío invernal comenzaba a entumecer mis músculos a cada paso que daba. Corría y corría, como si escapara de alguien o de algo. Escuché gruñidos guturales tras de mi, pero no tuve el valor para mirar a tras. De entre la oscuridad, pude ver una una especie de cueva o gruta de la cual salia luz,me metí dentro para intentar resguardarme de aquel frío y protegerme de aquello que me seguía. Cuando pude ver el interior de aquel lugar, vi una hoguera echa de forma muy rustica, no eran mas que unos cuantos trozos de madera apilados y en llamas, rodeados por un aro de piedras. Había alguien tumbado a su lado. Una capa de color carmesí cubría el cuerpo inconfundible de una mujer, pero algo iba mal, esa mujer estaba inerte, no se movía, me acerqué hasta ella envuelto en una nube de nervios y miedo. Muerta, estaba muerta, su sangre brotaba desde su garganta. Una dentellada, un fuerte y potente mordisco la había matado, la sangre aun estaba fresca, no hacia mucho que había muerto, en su mano llevaba un colgante con un extraño símbolo, una extraña estrella rodeada por uno circulo con diferentes adornos, a mi parecer celtas, yo cogí aquel colgante, era completamente plateado. Pocos segundos después de que lo cogiera, la mano me empezó a doler mucho, el colgante me estaba quemando. No se por que pero en mi mente solo encontré una palabra, plata. Aquel pentáculo era de plata pura. 
Me eche hacia atrás y vi que aquella mujer no solo tenía aquella dentellada en el cuello, tenía zarpazos por todo el cuerpo, zarpazos como de animal, miré hacia el frente intentando encontrar una respuesta a todo aquello, tan solo encontré un espejo y en el, en vez de ver mi reflejo. Vi un lobo negro, con los ojos impregnados de un color dorado intenso, las fauces entreabiertas y llenas de sangre. Era enorme, me eché hacia adelante para ver si era real o solo un producto de mi mente atemorizada. De pronto el lobo del espejo salió de el, caminaba con paso firme, me estaba acechando. Yo retrocedí unos pasos, el lobo se acercó aun mas a mi. Esté aulló potentemente y se abalanzó sorbe mi, me derribó. Noté su aliento candente sobre mi, noté sus zarpas entrar en mi piel, jadeaba rápidamente, estaba disfrutando del inminente bocado que le esperaba. Cerré los ojos, la presión que la bestia ejercía sobre mi pecho era insoportable. Un fuerte relámpago de dolor se apoderó de todo mi cuerpo. Abrí los ojos y el ya no estaba. El lobo había desparecido. Sentía calambres por todo mi cuerpo, pero no sentía dolor. Me levanté como pude, y me apoyé contra una de las paredes de la cueva. Me acerqué al espejo y vi mi reflejo. Vi mis ojos, las pupilas muy dilatadas, vi mi cuerpo, desnudo y con varios arañazos, y contemplé mis labios y la comisura de estos, un fino hilo de un líquido rojo brotaba de ellos. Era sangre, examiné mis labios buscando algún corte, pero no había nada miré mis manos y las vi manchadas de sangre también. Si aquella sangre no era mía, ¿ De quien demonios era? Miré a mi alrededor y vi a aquella mujer, y entonces. Lo recodé todo. Recordé lo que había echo, todo lo que había pasado. Y recodé, lo que realmente era.

No neguemos lo que somos, así hemos nacido y así moriremos, por mucho que la gente nos intente cambiar, por muchos cambios que le hagamos a nuestro fisico, a nuestra forma de vestir o incluso a nuestros gustos, seguiremos siendo los mismos. Somos lo que somos. Y por tanto no intentemos parecer las victimas, cuando en realidad, solemos ser los verdugos.

Por: Carlainne