El dulce sonido
de una ocarina,
No hay gente ni
coches,
Las calles vacías
sin gente encima.
Una triste y
dulce melodía,
Toca un joven con
esmero,
Para calmar a la
bestia fría,
Que el lleva
dentro.
Una voz rompe la
melodía,
Y tras ella se
escucha un llanto,
La noche esta
dola y fría,
Bajo un negro y
oscuro llanto.
Una noche oscura,
Sin estrellas y
sin vida,
Una noche que no
perdura,
Que ya pronto
termina.
Que grita de
soledad,
Solo su música
le calma,
Su rabia y su
maldad.
El joven no es
malvado,
El es todo
bondad,
Pero lo que le
han quitado,
Destroza su
tranquilidad.
Su querido y
pequeño hermano,
Al el le fue
arrebatado,
Desvaneciéndose
en sus manos,
Y con el muriendo
su pasado.
No pudo evitarlo,
No lo podía
imaginar,
Pues murió por
salvarlo,
Jamás se lo
perdonara.
Tocando su
melodía,
Sin acordes de
grandeza,
Tocando su
sinfonía,
Inspirado por su
tristeza.
Tocando aquella
cancion,
Que a el le
gustaba tanto,
Su corazón
roto y sin emoción,
Hace que aflore
su llanto.
El se siente
culpable,
De lo que había
ocurrido,
Para el es irreparable,
El
dolor que ha sufrido.
Aunque en el
fondo esta acompañado,
Pues estará
siempre en su historia,
Pues su hermano
estará a su lado,
Guardado en su
memoria.
Por. Carlainne
Por. Carlainne